La elevación de la presión arterial es un riesgo independiente para el desarrollo de enfermedad cardiovascular, falla cardiaca, infarto y enfermedad renal crónica.
Aunque, la causa de la hipertensión es compleja y multifactorial, existe evidencia clara de la asociación que tiene la inactividad física, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol y una mala alimentación, con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares (1,2).
La alimentación juega un papel muy importante en la prevención y manejo de la hipertensión arterial. Muchos estudios se han enfocado en la reducción del consumo de sodio, ya que se ha demostrado que la ingesta diaria de sodio por encima de la recomendación diaria aumenta el riesgo de infarto en un 24% (1).